miércoles, 4 de noviembre de 2009


HACIA UNA ECUACIÓN NO-VIOLENTA.


En educación, por tratarse de una disciplina formadora debemos tener en cuenta dos aspectos fundamentales: agresión y violencia, entendiendo por el primero como un a respuesta interpersonal, como expresión de intolerancia hacia los demás, agresión física, psicológica, etc. Como discriminación o imposición de la fuerza o poder en la relación entre dos o mas sujetos, y el segundo como parte de una instalación institucional.


AGRESIVIDAD


El ser humano sufre por lo que teme perder o no alcanzar. Esta situación tiene múltiples implicancias en la relación con uno mismo y su medio, y cuando estas relaciones no están coherente y satisfactoriamente resueltas las respuestas hacia el mundo y a veces hacia la propia persona son agresivas denotando una gran violencia interna. Además el ser humano esta inserto en un sistema que lo violenta y cosifica constantemente en diversos aspectos como discriminación, violencia económica, moral, en la carrera por el éxito y el reconocimiento social, etc.

De acuerdo a nuestra visión humanista la única forma de acabar con la violencia es la acción valida y la acción coherente.

La acción válida es aquella que se desarrolla hacia otros, que humaniza al otro considerando su intención, y que se experimenta como acuerdo interno, basada en la metodología de la No-Violencia.

La acción coherente es aquella que unifica en una misma dirección el pensar, el sentir y el actuar. Para ello es necesario instruir a las personas sobre los mecanismos de proyección de la conciencia para de esta manera poder afrontar la resolución del conflicto desde una mirada nueva, profunda y “despierta”. Poder descubrir, a través de la “proyección del yo” que aquello que me molesta del otro es lo que me molesta de mi y no esta reconciliado en mi interior. Entender a la conciencia y el mundo no como ámbitos separados que interactúan sino como una estructura indivisible que puede modificarse a si misma mediante la reconciliación.


LA VIOLENCIA INTITUCIONAL


El actual sistema de enseñanza formal cosifica al alumno desde el punto de vista del desarrollo de lo quese entiende por inteligencia, ya que solo considera valido el desarrollo intelectual y dentro de este solo el manejo y memorización de datos, sin tomar en cuenta si quiera las operaciones y los mecanismos del pensar. Así como el avance metodológico que implico el paso del conductismo al constructivismo, debemos avanzar de la mirada cosificadota y calificadora de lo curricular hacia una mirada incluyente, diversa y posibilitadota respecto al acierto y error, la experimentación y la experiencia correctora y transferencial.

Respecto de este punto encontramos dos aspectos relevantes: la planificación de la actividad pedagógica y la evaluación.

La nueva reforma educativa considera este aspecto, al menos respecto a la experiencia en sus postulados del “aprender haciendo” y “aprender a aprender”; pero aun en la proyección de la actividad pedagógica no es capaz de desarrollar una mirada integradora e integral del ser humano.

El humanismo universalista entrega esa mirada, entendiendo “Lo Humano” como la intencionalidad hacia la libertad y su acción en el mundo transformadora y transferencial.

Una educación humanista toma en cuenta el crear una experiencia en donde se considera el desarrollo de todas las competencias del ser humano. La teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner nos ilustra bastante al respecto. El desarrollo de una actividad pedagógica integral que posibilite al alumno la aplicación de todas sus capacidades motrices, emotivas e intelectuales y permita el crecimiento integral considerando la diversidad del ser humano.

Por otro lado la mal llamada evaluación no es sino un mecanismo de juicio que se mueve entre el premio y el castigo, basado en una mirada sancionadora y muchas veces una actitud violenta de parte del docente en cuanto a abuso y demostración de poder.

Según el estudio del psiquismo desarrollado por el Humanismo Universalista, el aprendizaje de da por el registro interno que surge de la respuesta hacia el medio y su resultado. Estos datos que vuelven al circuito integrado de la conciencia le permiten a esta corregir reestructurar y adecuar la próxima respuesta.

De acuerdo con esto la actividad educativa debería desarrollar mecanismos de evaluación reales, que permitieran el acierto y el error, eliminar el temor a la equivocación, y comprender su relevante importancia en el proceso correctivo. Esto implica un cambio profundo de paradigmas respecto del fracaso y el éxito, un cambio evolutivo de enormes implicancias sociológicas para la construcción de una nueva sociedad humana y no violenta.